Tips para cambiar de hábitos

Según la RAE, un hábito por definición es el modo específico de actuar adquirido por actos por repetición o por instinto.

Los hábitos son increíblemente poderosos. Nos ayudan a automatizar nuestras vidas permitiéndonos liberar nuestra atención y facultades para otros usos y la velocidad con la que los adoptamos es asombrosa. Los hábitos nos ayudan a sobrevivir y ser más pero, también pueden mantenernos atrapados en formas negativas de pensamiento y de conducta. Y es entonces cuando deberíamos cambiar de hábitos. Podemos llegar a repetir incesantemente, por costumbre, cualquier forma imaginable de hacernos daño a nosotros mismos sin darnos cuenta.

El problema es que no existen de forma aislada, forman redes con otros hábitos que los arraigan y los refuerzan. Las estructuras de hábitos pueden ser tan sólidas como una tela de araña. Aunque los hábitos de manera conjunta sean una red muy sólida podemos modificarlos y romperlos de uno en uno.

Cambiar hábitos no es fácil, pero tal y como dijo el padre del taoísmo Lao-Tse: “Un viaje de mil kilómetros comienza por un sólo paso”.

Centrándonos en las conductas alimentarias, los hábitos relacionados con nuestra manera de comer están muy arraigados porque proceden de nuestra infancia y nuestra adolescencia.

Nuestro entorno, familia, amigos han inducido a nuestra relación con la alimentación, ya sea por deceso o exceso, por asociación… Cuando una persona intenta romper con hábitos muy anclados en su interior simplemente cambiando los alimentos que se ingieren, normalmente fracasan en es intento de cambio. Esos hábitos están tan enraizados que le volverán a empujar hacía esas conductas dañinas. La clave está en tomar conciencia de todos los comportamientos relacionados con la alimentación y sus asociaciones.


¿Cómo se crean esos hábitos?

Nuestro cerebro recibe una señal (llegada a casa después de trabajar) originada por una necesidad (algo dulce que tengo asociado al relax) nos lleva a una conducta determinada y rutinaria (comer una tostada de Nutella tirada en el sofá al llegar a casa) y recibimos finalmente una recompensa (confort, relax y satisfacción).


 ¿Cómo podemos cambiar hábitos?
Para cambiar de hábitos lo primero es TOMAR CONCIENCIA de los comportamientos o actitudes que perjudica nuestra salud. Hay que indagar por medio de preguntas poderosas y diferentes dinámicas o ejercicios cuales son las barreras y obstáculos que nos impiden llegar al objetivo o meta ( perder peso, sentirnos más atractivos…)

BUSCAR LA MOTIVACIÓN para cambiar. Una vez que hemos tomado conciencia de cuales son nuestros hábitos dañinos o barreras tenemos que buscar la motivación que necesitas para cambiar. La motivación es el motor del cambio. La motivación está ligada a muchos procesos cognitivos como el aprendizaje, la memoria y , especialmente con la emoción. Si tus objetivos no son relevantes para ti y no te emocionan de alguna manera, puedes llegar a abandonarlos. Sin emoción no habrá la ilusión y la fuerza necesaria para superar limitaciones y miedos

MARCARSE UN OBJETIVO CONCRETO. Debes marcarte una META que sea Medible, Específica, Marcada en un Tiempo concreto y Alcanzable. Y construir un camino de pequeñas acciones para llegar a ella.

Plantearse objetivos pequeños como por ejemplo, beber más agua, marcarme horarios o llevarme un manzana para el almuerzo harán que cambiar de hábitos sea más sencillo y paulatino, y por lo tanto, más efectivo.


Cambiar de hábitos por SUSTITUCIÓN. Si necesitamos relajarnos, ¿por qué no nos preparamos un baño con espuma y una velas en lugar de doparnos con chocolate?. Como dijo Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Genera nuevos rituales que te produzcan la misma sensación de placer te ayudarán a conseguir tu meta y cambiar de hábitos.

Una de las cosas más importantes a tener en cuenta para cambiar hábitos, no sólo nutricionales, sino de cualquier carácter es:

FRECUENCIA Y REPETICIÓN. La constancia es la clave junto a la fuerza de voluntad. Mantener un control de tu evolución también te ayudará a mantenerte motivado.

Otro punto fundamental:

RECOMPENSA. Sin recompensa después del cambio volveremos a nuestras conductas anteriores de manera automática. Sin premio no hay motivación.

Por premio no me estoy refiriendo a nada material, específicamente, engloba desde un cambio de resultados hasta un cambio en la actitud hacia los demás, pasando por una mejora en los resultados en trabajos/estudios.

Somos un todo, y nuestra mente juega un papel muy importante en nuestro cambio de hábitos, si somos capaces de reeducarla, nos habremos pasado el juego.

 

» Si el hambre no es el problema, la comida no es la solución»

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