La genética predispone, no impone.

La alimentación tiene la capacidad de prevenir e incluso controlar la mayoría de las enfermedades que causan mortalidad.

Muchas enfermedades tienen un componente genético marcado, pero aun así, la genética predispone, no impone. En este sentido, la aparición de muchas enfermedades está más relacionada con nuestros hábitos que con nuestra genética

Podríamos decir que gracias a una buena alimentación enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión o la hipercolesterolemia podrían prevenirse con unas buenas pautas alimentarias y hábitos saludables en general, incluyendo, por supuesto, la practica de ejercicio físico de manera regular.

A pesar de las evidencias científicas, y los conocimientos en nutrición, son muchas las enfermedades que podrían evitarse y no se hace. Muchas veces me pregunto si realmente interesa que estemos sanos.

El cambio de hábitos, a su vez, fomenta un mayor bienestar emocional y físico, a la persona que lo realiza, se siente mejor, se organiza mejor en su día a día, se siente con más energía, regula su peso corporal y a la larga todo es beneficioso ante cualquier enfermedad a la que nos estemos enfrentando.

El estado de la piel, como duermen, como son sus digestiones, incluso sus cambios de humor, más un largo etcétera, puede determinar que lo que en un principio sea un diagnóstico de dermatitis termine por ser una oclusión intestinal por falta de motilidad y malos hábitos de evacuación. Fijaros como cambia el tema, si sólo nos centramos en lo evidente.

Creo que decir que salvar vidas a través de la alimentación puede ser un poco sabihondo por mi parte, pero sí que con unas buenas pautas de alimentación y de estilo de vida, podríamos alargar la vida de muchas personas, y ahorrar una cantidad ingente dinero nada desdeñable a la sanidad publica.


Consejos para una dieta que nos ayude a prevenir enfermedades

Seguir una alimentación que nos permita disuadir la aparición de enfermedades no es tan complicado como podemos pensar. Debemos dedicarle el tiempo que se merece.

Seria bueno empezar por:

Basar nuestra alimentación en el consumo de verduras, hortalizas y frutas . Es importante incluirlas en nuestra alimentación diaria para que desplacen a alimentos menos interesantes y que no nos aportan nada beneficiosos a nuestros cuerpitos.

Consumir pescado tanto azul como blanco, una buena pauta es incluirlo de 2 a 4 veces a la semana. Pero si no lo sueles comer, empezar con una vez por semana eso que hemos ganado.

Reducir el consumo de carnes rojas y procesadas,( salchichas no, gracias) priorizando siempre las carnes blancas (de ave y conejo) que tienen poca grasa y son fuente de proteínas.

Aumentar el consumo de legumbres. De 2 a 4 veces a la semana. Hay miles de recetas en las que las podemos incluir, no te quedes solo con el puchero de toda la vida.

Sustituir las harinas refinadas por aquellas que contienen toda la fibra (integrales). Y si vas sustituyendo las harinas, hasta dejarlas, por granos enteros, mejor que mejor.

Eliminar o reducir al máximo el consumo de azúcar. Debemos de acostumbrarnos al sabor real de los alimentos. Y reeducar a nuestro paladar.

No consumir alimentos procesados. Siempre podemos preparar las opciones caseras, mucho más saludables para nuestros cuerpitos y nuestros bolsillos.

Por supuesto, que nuestra opción para hidratarnos, sea el agua (evitando todo tipo de bebidas azucaradas), Coca-Cola NO GRACIAS.

En general, para ganar salud debemos dedicar unos minutos tanto para la planificación semanal, la realización de la lista de la compra y es sorprendente el tiempo que podemos ahorrar en la cocina.

No debemos olvidar que un buen descanso, la práctica de ejercicio físico y divertirnos también son vitales para disfrutar de una vida plena. La salud mental es tan importante como la física. No somos solo un cuerpo.

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