Comer sano: guía para principiantes


La dicotomía empieza con frases como: «de algo hay que morir» o «por un día no pasa nada», para justificar la sobrealimentación a la estamos acostumbrados por alimentos poco o nada interesantes para nuestros cuerpitos.

Es mucho más fácil de lo que nos han hecho creer y lo mejor de todo es que no necesitamos «ayudas externas» tipo batidos o pastillas milagro.

El problema, desde mi punto de vista, viene que a los consumidores nos llegan mensajes muy contradictorios sobre lo que debemos o no debemos de comer para estar sanos, lo que al final nos lleva a tirar la toalla, y optar por «lo fácil».

Otro tema es, que nos bombardean, con que para llevar una dieta sana debemos de incluir alimentos que no sabemos ni pronunciar y que además son bastante caros. Cuando lo tenemos mucho más fácil, con alimentos que encontramos sin buscar mucho, en cualquier mercado.

 

BASES PARA LLEVAR UNA DIETA SALUDABLE



1. La base de la dieta deben de ser  las verduras, hortalizas y frutas: Esto no es negociable. 

Comer verduras, hortalizas y frutas en cantidad y a diario es la primera premisa para llevar una dieta saludable. A pesar de los pesticidas y de cualquier otra cosa. No comerlas siempre va a ser peor opción. Y por supuesto siempre de temporada, estarán más ricos y serán más económicos.

2. Aporte de grasa de fuentes lipídicas de calidad: aceite de oliva, frutos secos, aguacate y pescados azules pequeños si los consumimos son las principales fuentes de grasa saludable que hay en nuestro país.

Reducir al máximo las grasas vegetales refinadas y las grasas hidrogenadas es importante.

3.  La bebida principal debe ser el agua.

4.  Consumo de procesados sea bajo: el grueso de nuestra dieta deben formarlo alimentos que se encuentran tal y como salieron de la tierra, o tal y como estaban en el animal del que provienen (si consumimos productos de origen animal). Es decir, lo que podríamos comprar en una frutería, una verdulería, una pescadería o una carnicería. Fresco, sin envasar y sin lista de ingredientes. Eso nos quita de en medio de un plumazo todas las calorías vacías del mundo mundial.

Cumpliendo estas cuatro premisas sencillas, será difícil que nuestra dieta no sea sana.

Si hilamos más fino, ya :

– Cereales y derivados: que sean integrales y diversificar el consumo más allá de trigo y arroz. En este grupo de alimentos entran los tubérculos feculentos (patata, moniato, yuca) aunque no son cereales, claro.

– Evitar lácteos azucarados (postres lácteos, yogures de sabor, helados…) una de las mejores opciones es el yogur natural.

– Carnes: la mejor opción es la carne de pasto o las aves alimentadas de manera similar a su alimentación natural.  Evitando siempre procesados cárnicos (hamburguesas, salchichas, embutidos…)

– Pescados: preferir los azules de pequeño tamaño que tienen menos metales pesados que los grandes. En los blancos preferir los de proximidad y temporada.

– Legumbres son tus amigas.  Son muy versátiles, solo tenemos que atrevernos a incluirlas en diferentes platos tanto dulces (brownie) o salado (hummus).

Y ya. ¿A que tampoco es tan difícil? .

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